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El poder de una historia bien contada
Cómo el Storytelling y el Media Training pueden transformar una entrevista
Hace unas semanas, estaba entrenando a una médica que había sido convocada para una entrevista en un medio importante. El tema era delicado: la iban a consultar sobre un caso complicado ocurrido en la institución donde trabaja.
Como siempre, comenzamos con una entrevista de diagnóstico. En este primer encuentro hago algunas preguntas clave que me permiten evaluar el nivel de preparación de la persona, su respuesta ante la exposición y qué técnicas será más conveniente trabajar.
Todo iba bien, hasta que le hice una pregunta directa y difícil. Su voz tembló. Comenzó a frotarse las manos. Su mensaje, aunque correcto en el fondo, se diluyó por completo. Y no es para menos: uno de los miedos más comunes entre las personas es el miedo a exponerse, a hablar frente a las cámaras. Incluso grandes profesionales pueden sentirse vulnerables en estas situaciones.
Diseñar un plan: mensajes que se sienten propios
A partir de ese momento, trazamos un plan de acción. Juntos definimos tres mensajes clave que debía transmitir:
La causa del problema
La acción tomada
El compromiso hacia el futuro
No se trataba de memorizar un guion, sino de internalizar esas ideas como propias, de hacerlas parte de su historia. Porque cuando sentís los mensajes como tuyos, la improvisación deja de dar miedo y comienza a fluir con seguridad.
Técnicas, control y… algo seguía faltando
Volvimos a ensayar. Esta vez frente a cámara. Sus respuestas eran técnicamente correctas, pero algo seguía faltando. Se notaba la preparación, pero no la conexión emocional. El discurso se sentía frío, vacío.
Trabajamos entonces con técnicas de respiración, uso del silencio, postura frente a cámara, pausas conscientes. El mensaje mejoró. Pero todavía no llegaba.
Entonces le hice una última propuesta:
—¿Podés recordar algún momento de tu carrera que te haya marcado, algo que te conecte con este tema?
Ella pensó unos segundos y luego contó que una vez, al dar de alta a una paciente compleja, esta le dijo:
“Gracias por no rendirte.”
Ese simple recuerdo cambió todo. Su voz se volvió más firme, su postura más abierta. Apareció la emoción, la autenticidad, el sentido.
Cuando la presencia se entrena y la historia conecta
En la última práctica, ya frente a cámara, ella fluyó. Aprovechó los silencios. Habló con calma, con certeza. Conectó con su historia y, al hacerlo, conectó también con su audiencia.
No fue una actuación. Fue presencia entrenada. Fue Storytelling en acción.
Porque cuando contamos una historia desde el corazón, el mensaje deja de ser solo palabras. Se convierte en experiencia compartida. Y eso, en comunicación, es todo.
¿Querés lograr este nivel de claridad y conexión cuando hablás frente a cámara?
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